Monday, May 07, 2007

Los poetas gilipollas

Creo que fue Juan Ramón Jiménez quien lo dijo: "el primero que comparó a una mujer con una rosa fue un poeta. El segundo, un gilipollas".
Tenemos que admitir al menos que el segundo lo que hizo fue una cita del primero, y no una creación poética.
El mundo está lleno de citas y de gilipollas. Y aún podemos ir más allá. Imaginemos que el mismo tipo que ha comparado a la mujer con la rosa (es decir, que ha creado una nueva conexión en el mundo, que no existía antes de su metáfora) se le ocurre repetir esta comparación una segunda vez. Y entonces se estaría citando a sí mismo o, dicho de otra manera, sería un gilipollas. O, en todo caso, en ese momento estaría haciendo una gilipollez.

Ahora vamos a pasarlo a nuestra vida corriente; pongámonos las zapatillas de andar por casa y pensemos en los momentos en los que decimos una verdad. Una auténtica verdad que sale sola, como respuesta apenas pensada a una pregunta o como hallazgo, uno de esos hallazgos que nos hacen pararnos, gritar, echar lágrimas o fuego por la boca. Creo que somos capaces de reconocer esos momentos, y por eso abrazamos esa verdad como si se nos fuera a escapar si no estamos atentos.
Ya está, ya no tenemos que buscar más, un "soy feliz", un "te quiero", un "deseo ser médico" o incluso un "quiero morir" o "soy el ser más triste de este mundo" brillan dentro, concediéndonos una tregua de significado en medio del vacío.
Pero ¡ay amigos! resulta que la segunda vez que repetimos esa verdad ya ha perdido brillo, ya no es lo mismo. El cambio es sutil y a veces no nos damos cuenta hasta la decimoquinta vez que pronunciamos las mismas palabras, que escribimos la misma frase. Y no es que la verdad se haya devaluado a fuerza de repetirla. No es eso, es que lo que estamos haciendo no es es repetir una vez y otra lo mismo, sino citando nuestras propias palabras exactas, y una cita no es las palabras que reproduce, sino algo totalmente distinto.
Por tanto, llegamos a la triste conclusión de que, si bien empezamos siendo poetas (capaces de un hallazgo brillante y nuevo) todos acabamos siendo gilipollas.