Sunday, September 25, 2011

Lo que lee una dama





De todas las definiciones de "novela" que he visto, leído y escuchado la que más me gusta sigue siendo aquella definición medieval que decía que la novela "es todo aquello que escribe un clérigo y lee una dama". Si entendemos al "clérigo" como cualquier persona culta y a la "dama" como el lado femenino de cada lector me parece que esta definición tendrá pocos detractores. Sea como sea, el problema de la novela es un problema mucho más teológico que literario, pues la novela nació como una búsqueda de lo divino, en una época sin nombre, en un momento al que llamamos "Edad Media" como si nos tranquilizara pensar que está entre dos hitos importantes, entre dos cronotopos perfectamente inteligibles.
Las leyes de la edad sin nombre (pues no tiene sentido ninguno seguir llamándola "Edad Media") eran las leyes de la caballería, un camino que el héroe tenía que seguir para alcanzar su perfección y que pasaba por el servicio a una dama. El amor cortés es una forma de acercamiento a lo sagrado, pero una forma que roza la herejía en cuanto que sustituye a Dios no sólo por lo humano, sino por lo humano-mujer. En las novelas de Chretien des Troyes nace una nueva orientación, ya no hacia el cielo, sino hacia lo femenino, y esa orientación se desarrollará más tarde en la pluma de los líricos provenzales y alcanzará su forma más perfecta en Dante.
El acto de salvar a la dama se convierte en el caso de Perceval en algo simbólico, pues se pone al servicio de una copa, representación antropológica de lo femenino, y representación metonímica de Dios. El caballero sirve a dios por medio de su servicio a la mujer, pues lo que lo convierte en un ser perfecto no es otra cosa sino su amor, no un amor romántico, sino un amor platónico, un amor como búsqueda de la verdad y la belleza y un amor como servicio a lo divino.
El Santo Grial es el símbolo en el que se aúnan las tradiciones en las que aparece un objeto nutricio, un objeto que hospeda a los hombres, que los alimenta y los une. Beber es un acto que da vida y beber del mismo recipiente --como sabemos los asturianos-- es un acto que crea comunidad. No es una casualidad entonces que la leyenda del Santo Grial aparezca vinculada al Ciclo Artúrico y a los caballeros de la Mesa Redonda. El Grial, también redondo, une a los caballeros que se hacen dignos de alcanzarlo. Jesucristo, Perceval, Sir Galahad. Los más puros de entre todos los seres humanos. Un caballero es un hombre perfeccionado, un hombre que se convierte en lo que debe llegar a ser, un hombre que ha desterrado la duda de su corazón y que se pone al servicio de la mujer, del amor y del grial. Perceval, según von Eschenbach, significa "por en medio", un nombre muy curioso para alguien que pertenece a la Edad también llamada "media" y que está en el medio, entre el origen sagrado de la copa y su destino humano. La mesa redonda es una comunidad dirigida por el rey Arturo. El Grial es una comunidad dirigida directamente por dios. El objeto selecciona en diferentes épocas a los mejores de entre todos los hombres para que le sirvan, como si hiciera de los hombres obras maestras gracias a su poder femenino.
En la gran cena el grial es el verdadero anfitrión, el continente de dios hecho hombre, pero también es un símbolo que nutre, es el símbolo que responde a la profunda necesidad de paz en la tierra y que une la religión con la alquimia, la tierra con el cielo, el cristianismo con las religiones paganas y al caballero con su más profundo femenino.
El grial impone sus propias leyes, es el camino que hace al caballero sufrir su ascensión. Está ascensión no se produce ni por la vía de la reflexión teológica ni por la vía mística, sino por una superación personal hacia un objetivo claro, que vincula al caballero con el tiempo y el espacio divinos.  
En las historias del Santo Grial es tan importante el secreto como la búsqueda. Son estos dos motivos los que le conceden poder al objeto. Un objeto que se esconde y que se busca es por definición un objeto valioso. Este es el sentido de los tesoros y por tanto todas las historias de piratas, de búsqueda de cofres escondidos y de grandes hallazgos tienen su origen en la búsqueda del Grial.
El grial es la piedra de toque entre una época y la anterior, el objeto que se conecta con lo más profundo del pasado para generar un futuro de perfección y de humildad. Esta piedra de toque sirve a lo femenino y requiere que le sirvan los iniciados, aquellos que no sólo comprenden la luz sino también las sombras, aquellos que son capaces de escribir para que lo lea una dama. 

Publicado en la revista Brixel