Es una de las leyes que regirán nuestro reino, por tanto es necesario rendirle un homenaje.
No hace falta ver la película, pero sí lo siguiente:
-Escribe una carta dirigida a ti de la persona que quisieras que te la mandara. Puede ser un amante, pero también tu padre, tu madre... alguien de quien no hayas recibido las palabras que necesitas.
-Escríbela en el ordenador e imprímela.
-Manda una carta a esa persona con tu carta escrita, pidiéndole que la copie, la firme y te la vuelva a enviar.
Grado de dificultad: 9
2 comments:
Reina, perdón, tengo un problema. Un grado de dificultad de esos. Verás.
Yo quería hace tiempo mandarme una carta a mí mismo. Me lo he pedido muchas veces, pero jamás me he escrito. Así que he seguido tu consejo; es decir:
-He escrito la carta en el ordenador.
-La he impreso (con colorines y todo)
-Me la he enviado por correo certificado pidiéndome a mí mismo que la copiara, la firmara y me la volviera a enviar.
Cuando ha venido el cartero preguntando por mí y me ha dicho que tengo un certificado de mí mismo... Querida reina: ¿llega tu imaginación a aventurar la cara que ha puesto?
Y ahora que he abierto el certificado que me he enviado a mí mismo, voy a copiar la carta, la voy a firmar y me la voy a volver a enviar.
¿Cree usted, querida reina, que el cartero volverá por mi casa?
Afectuosamente, de mí mismo, para usted, con recuerdos de mí mismo y de mí mismo
Le está usted restando dificultad al ejercicio. Vamos, vamos, no sea tramposo. Las malas caras del cartero no son nada comparado con el abismo de pedir, por una vez y con todas las letras, las palabras que ansiamos.
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